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  • Pablo Beltrán señala dos gestas que han permitido llegar hasta aquí: la rebeldía del Estallido Social de 2021 y el compromiso del gobierno de Cuba con el proceso de paz, que le acarreó “graves represalias”.
  • El ELN considera importante que se haga seguimiento riguroso a los acuerdos humanitarios pactados hasta ahora y pide a las partes “estar a la altura” para que los enemigos de la paz no perpetúen la guerra.

El tercer ciclo de conversaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha quedado instalado en la mañana del 2 de mayo tras un acto oficial en el Salón de Protocolo de El Laguito, en La Habana, en el que, además de las dos delegaciones de diálogos, han participado los países garantes, las organizaciones acompañantes permanentes y el grupo de países acompañantes, con la presencia del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla.

Pablo Beltrán, jefe de la Delegación de Diálogos del ELN, ha destacado que desde su organización hay “la plena disposición y le apostamos a lograr lo que nos propusimos en el ciclo de México: llegar al Cese el fuego y a la participación de la sociedad”. Pero, para lograrlo, ha recordado que “el gobierno, el ELN y la comunidad internacional” deben “estar a la altura de estos desafíos de la sociedad, para no permitir que los enemigos de los cambios y la paz logren su cometido de mantener la guerra perpetua”.

A Cuba se llega con una apretada agenda que desarrolla el Acuerdo de México, firmado el pasado 10 de marzo en el segundo ciclo de este proceso de diálogos. Los tres asuntos principales serán el seguimiento a los acuerdos ya cerrados -muchos de ellos relacionados con los conocidos como alivios humanitarios-, la participación de la sociedad en la construcción de la paz, y el cese al fuego bilateral entre el Estado y el ELN.

Bruno Rodríguez Parrilla, el canciller cubano, dejó claro en la instalación del Tercer Ciclo de Conversaciones que “la posición de Cuba [en apoyo al proceso de paz de Colombia] es y será invariable”. Rodríguez defendió así el compromiso del país a pesar de que el cumplimiento de los acuerdos internacionales en el proceso de negociación entre el Gobierno de Colombia y el ELN provocó “la inclusión injusta y violenta de Cuba en la lista de países promotores del terrorismo [de la Unión Europea]”. Sobre este asunto, Beltrán pidió que se ponga remedio “cuanto antes” a esta injusta situación.

Imagen de las delegaciones, garantes y acompañantes, tras la instalación del Tercer Ciclo de Diálogos en La Habana

El jefe de la Delegación de Diálogos del ELN señaló también: “Somos perseverantes e insistentes: un proceso de diálogo serio necesariamente es con la participación de la sociedad, sobre todo de los que jamás han tenido ni voz ni posibilidades de decisión sobre los destinos del país”. Por eso, el proceso de participación debe correr paralelo a los acuerdos de un cese al fuego real donde quede claramente establecido lo que pueden y no pueden hacer las partes en conflicto armado.

El Objetivo del ELN es que el proceso de participación en Colombia lleve a un “Gran Acuerdo Nacional que garantice la paz definitiva, realice las transformaciones socio económicas necesarias y construya una democracia participativa”. Sin embargo, la Delegación del ELN, en voz de Beltrán, ha recordado que la paz no es un papel o una firma. “Entendemos la paz como un gerundio, es decir, en palabras de García Márquez, no es hacer la paz, sino estar haciendo la paz; es lograr un escenario de democracia verdadera, en el cual la participación de la sociedad sea vinculante y tenga capacidad  decisoria en los destinos del país”.

Por parte de la Delegación del Gobierno intervino la senadora María José Pizarro quien destacó que la aspiración del ejecutivo colombiano es terminar el ciclo con dos acuerdos: el de la participación social y el del cese al fuego bilateral.

En este ciclo de diálogos se ha unido a la Delegación del ELN como Consejero el comandante Nicolás Rodríguez Bautista, el que fuera primer comandante del ELN hasta 2021 y que ahora está en Cuba con un estatus humanitario debido a sus condiciones de salud.